Yalitza Aparicio‎ en el papel de Cleo.

Roma: decir y sugerir

Fernando González-Olaechea
3 min readFeb 24, 2019

[Brevísimo comentario sobre Roma, la tan mentada obra de Alfonso Cuarón]

En una obra de arte lo importante es lo que se dice tanto como lo que se sugiere. Si solo hay una lectura la obra es achatada y sin posibilidad comunicativa. Con una sola lectura —o lo mismo: con una lectura absoluta e irrefutable – una obra de extingue o revela que nunca fue cosa comunicante, sino datos sin un sentido o densidad. Por eso me gustó Roma. No pienso que sea el non plus ultra del cine, pero no es ni plana, ni mala ni mediocre.

Me centraré en la trama y no en el guión ni en el manejo visual (este último lo considero notable en secuencias, movimientos y encuadres). Entre los comentarios a la película los que más me gustaron en tono y sustento son los de Zizek y Diego Salazar. Debo decir, sin embargo, que encuentro las críticas a la película y a Alfonso Cuarón mezquinas en tanto le exigen no hacer una película, sino un panfleto, una revolución, encenderlo e incendiarlo todo. Quienes piden, a Cuarón en particular y a cualquier otro autor en general, hacer obras donde la denuncia sea explícita e inequívoca se pueden parecer a aquellos del “grupo” que le exigían a Martín Romaña una obra social y combativa en sus terminos y no en los del desdichado escritor. ¿Quienes son aquellos? En su magnífica novela Bryce los describe con ironía y precisión. Mejor léanlo a él.

Roma exhibe la exclusión y la desigualdad. Encuadra muy bien la profunda soledad de Cleo: en los techos, en los salones, en sus relaciones. Insiste en eso. Me parece que esa es la pista que nos da Cuarón y que sus críticos, los que lo acusan de endulzar el gamonalismo y el racismo, han fallado no en ver, pero sí en comprender. Me explico.

A mi entender, ahí esta el lado apelativo del filme: el autor no cuestiona, espera que nosotros cuestionemos. Es decir: dice que algo es así —hay relaciones asimétricas muy marcadas en la sociedad y en el género – y, a través de la redundancia, sugiere que no tiene por qué serlo. Es así que quienes ven la película y dicen “oiga, este señor normaliza la servidumbre y romantiza la exclusión y la mirada tutelar”, son precisamente los que le dan la razón al autor: la crítica al sistema está descolocada, pasa del emisor al receptor del mensaje. Cuando estos cuestionan el sistema que Cuarón expone cierran el enunciado de la película. Roma acaba bastante después de los créditos. Lo hace cuando terminamos de verla y comenzamos a pensar.

Nota final:

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  • Escribo sobre cultura y comunicación desde distintas perspectivas: mis reflexiones pasan por el análisis, las memorias o el comentario. Si te interesan esos temas: sígueme.

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Written by Fernando González-Olaechea

Periodista | Design Researcher | Reflexiones sobre cultura y comunicación. Mi mejor inversión: un libro usado de Borges a US$ 0.50. Me gusta mentir en las bios.

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