¡Mandiles no, faldas sí!

Fernando González-Olaechea
3 min readJun 20, 2019

--

¿Por qué se rechazan los mandiles rosados o que las escolares dejen de usar faldas? [la imagen sale de aquí].

Pienso: ¿cuánto más tiene que cambiar? Como si importara responderlo, me digo inmediatamente después. Me esquivo. Lo importante no es saberlo, es lo otro, lo que amago, aquello que sobre lo que no escarbo hasta que escarbo.

¿Qué estás dispuesto a hacer para que algo cambie?

Existe otra versión de esa interrogante, su opuesta: ¿Qué estás dispuesto a hacer para que nada cambie?

Esta última pregunta es tristísima.

Una reciente campaña del Ministerio de la Mujer supuso, en uno de sus eventos, que varios militares vistan sobre sus uniformes un mandil rosado. Inmediatamente después de que se hagan públicas las imágenes, las críticas se multiplicaron en las redes y también fuera de estas. Se ha hablado de un acto denigrante, de humillación. El nervio de las criticas queda completamente revelado con una cita del congresista Jorge del Castillo.

“No pues, eso es un exceso, completamente fuera de lugar y encima de rosado, ya se pasó”, dijo, según Perú21.

¿Qué significa “fuera de lugar” y qué significa “ya se pasó”? ¿Dónde está el “exceso”? Para resumirlo, estas frases manifiestan la naturaleza inadmisible de acto: un militar no puede usar un mandil rosado. La prenda y el color, separadas y especialmente combinadas, funcionan como signos de lo femenino en una combinación inaudita con un militar que admite valoraciones masculinas opuestas.

Lo excesivo es aquello que sobrepasa, que supera, que es inabarcable y en su abundancia resulta perturbador; el quiebre de los límites es un acto violento indistintamente de sus intenciones. En ese sentido, alterar la carga simbólica de lo masculino y lo femenino es visto como un acto violento.

Esto ya lo han explicado con claridad Marible Toledo-Ocampo, Alonso Gurmendi y Santiago Alfaro:

Esta crítica a los mandiles no es ilógica: se sostiene sobre una mirada machista dentro de la que tiene sentido.

La pregunta que deben formularse aquellos que encuentran irrespetuoso o humillante el uso de un delantal rosa es la siguiente: ¿por qué?.

La mirada machista es innegable, pero hay otra mirada más.

En febrero se cuestionó el uso de faldas escolares a partir de un estudio de Lizbeth Yllanes que recogía la experiencia y voz de voz de las propias niñas. De nuevo: semejantes a la langostas, lo comentaristas en contra se multiplicaron argumentando que no es posible, que las niñas usan falda, que no es incomodo, qué tanta vaina, así es.

¿Qué relación existe entre la falda y el mandil? En ambos casos se sugiere un cambio en al forma de representación y en ambos casos este es rechazado por un sector. No cambies las cosas, es la reacción de varios. Aparece otra pregunta: ¿no cambiar qué?

Los signos — no solo las palabras, pero también — son importantes no porque sean las cosas, sino porque las representan. Porque nos sirven para mediar con el mundo y reordenarlo. Para dar y compartir sentido.

El uniforme escolar representa el rechazo a lo diverso y un modelo social desfasado que privilegia, precisamente, lo uniforme: una sola manera, una sola versión.

Cuando se rechaza cuestionar otras formas de vestimenta escolar, lo que se quiere es evitar un cambio en los códigos que orientan la forma de ver el mundo, se defienden un imaginario vertical y unidireccional. Esa es la otra mirada que opera en estas dos situaciones.

¿No es eso lo que se evidencia también en la crítica a los mandiles? Aquel “completamente fuera de lugar” se refiere precisamente a que la combinación mandil/rosado usado por un militar no es la forma en la que se representa el mundo; no es la forma, además, única en la que se deben, pueden, tienen que hacer las cosas. Esto ocurre porque un imaginario o una ideología no solo implica ideas, sino también — incluso principalmente —, acciones. Se ha “excedido” lo admisible dentro de un código.

La resistencia es previsible.

Una melodía de de Charly García me viene a la mente y me conforta. Y empiezo a silbar.

Nota final:

  • Gracias por llegar hasta acá. Si te gustó lo que leíste, aplaude las veces que quieras (pueden ser varias y ayuda a que el texto llegue a otras personas).
  • Comparte este artículo en tus redes: no pasa nada malo #sharingiscaring.
  • Escribo sobre cultura y comunicación desde distintas perspectivas: mis reflexiones pasan por el análisis, las memorias o el comentario. Si te interesan esos temas: sígueme.

Sign up to discover human stories that deepen your understanding of the world.

Free

Distraction-free reading. No ads.

Organize your knowledge with lists and highlights.

Tell your story. Find your audience.

Membership

Read member-only stories

Support writers you read most

Earn money for your writing

Listen to audio narrations

Read offline with the Medium app

--

--

Fernando González-Olaechea
Fernando González-Olaechea

Written by Fernando González-Olaechea

Periodista | Design Researcher | Reflexiones sobre cultura y comunicación. Mi mejor inversión: un libro usado de Borges a US$ 0.50. Me gusta mentir en las bios.

No responses yet

Write a response